En las novelas que comienzan a publicarse desde mediados de los años sesenta destaca la progresiva vuelta a las formas clásicas de estructura el relato. La publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, refleja estos cambios que se estaban produciendo en la narrativa.
En cuanto a las tendencias de la novela actual, no resulta sencillo señalar unas predominantes, pero entre las líneas más cultivadas destacan las siguientes.
La novela de intriga, autores como Antonio Muñoz Molina en El invierno en lisboa o Arturo Pérez-Reverte.
La novela histórica, con títulos como Las visiones de Lucrecia, de José María Merino, Luna de lobos, de Julio Llamazares, o Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Prada.
La novela intimista, que analiza el mundo interior de los personajes, como El sur, de las escritora Adelaida García Morales, Juan José Millás o José María Guelbenzu. El intimismo y la reflexión se mezclan también en las novelas también en las novelas de Javier Marías
La revitalización de la novela como arte de contar historias, en obras como La fuente de la edad, de Luis Mateo Díez, o Juegos de la edad tardía, de Luis Landero.
La llegada de la democracia trajo consigo una serie de factores favorables para la escritura teatral, como la desaparición de la censura y el apoyo tanto de la Administración central como de las Comunidades Autónomas al montaje de espectáculos teatrales.
Entre los escritores que consolidad su carrera o la comienzan hacia 1975, algunos han continuado con un teatro experimiental, como Fernando Arrabal o Francisco Nieva.
Otros dramaturgos han abordado el teatro de ambientación histórica, como José Sanchis sinisterra, autor de Ay, Carmela, pieza teatral ambientada en la Guerra Civil.
Desde los años ochenta se han revitalizado formas tradicionales del teatro, como la comedia de costumbres y el sainete. En esta línea se inscribe José Luis Alonso de Santos, con obras tipos marginales contemporáneos.
Actualmente, las obras más innovadoras se encuentran en el teatro alternativo, vinculado a salas de pequeño aforo, y en los montajes de grupos teatrales que trabajan con especial cuidado la expresión corporal y los elementos visuales y sonoros, Algunos de estos grupos comenzaron en los años sesenta, como Els Joglars, Els Comediants o La Fura del Baus y otros han surgido posteriormente, como la Cubana
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